martes, 15 de septiembre de 2015

El kirchnerismo es una mística, no un ADN

El kirchnerismo es una mística, no un ADN

Luego de observar comentarios de muchos cumpas k, antes y después de las elecciones municipales, daría la impresión que ellos saben cuál es el “ADN K”.

Y que no solo lo tienen identificado, sino que también puede analizar y decretar donde y en quien se encuentra y donde y en quien no se encuentra.

Esto ha llevado a que muchos que nos identificamos como nacionales y populares, que nos identificamos como kirchneristas reconociendo esa construcción peronista con logros inigualables, que nos identificamos con esa “mística” revolucionaria, por el solo hecho de no acompañar la lista que llevaba el sello FPV, hayamos sido sometidos a diversos análisis bioquímicos-políticos que dieron por resultado que no tenemos el ADN K.

Y por lo tanto, eso habilita que seamos calificados como panqueques, traidores, desleales, saltamontes, oportunistas, arribistas, infieles, utilitarios, come sanguches, idiotas útiles o, si no, simplemente pelotudos.

Tengo la impresión que los cumpas que te hacen el análisis del ADN K, han caído en una lógica de construcción que muy poco tiene que ver y que contradice aquello del “baño de humildad”, de la “lógica del amor y no del odio”, y la famosa frase “el candidato es el proyecto”. Si lo que hay que votar y cuidar es el Proyecto, entonces no estamos hablando de nombres, los nombres, pueden ser varios según la complejidad de la vida política.

Estos cumpas, sin quererlo o reflexionarlo suficientemente, se convirtieron en dueños de una identidad, en los censores de quien es K y de quién no es K. En patrones de un espacio que claramente los excede.

Son jueces de la pertenencia y a la vez los fiscales de la ortodoxia y la pureza k.

Esta incapacidad de entender que una lista no es todo el mundo k, ni todo el espacio k, ni agota al gran campo nacional y popular, los ha llevado al absurdo incluso de decidir quién puede opinar o no opinar sobre el kirchnerismo cordobés.

Si tenes la suerte de gozar en tu sangre del ADN K, y ha sido certificado por los examinadores, entonces tenes derecho a la palabra, pero, si estos nuevos árbitros sentencian que no tenes el ADN k, entonces ni derecho a la palabra de conceden.

Miles de cumpas k votaron, acompañaron y creyeron en Tomás. Desde la lógica de la secta, del dogmatismo, de los purismos, estos cumpas son negados, despreciados, insultados con la variedad que señalábamos antes.

Estas actitudes son claramente expulsivas, incapaces de la tolerancia política, de una autosuficiencia que no coincide con la idea de la transversalidad y la idea frentista de Néstor y Cristina y, ante una derrota terrible, en lugar de la dignidad e hildaguía del que pierde, parecen enseñorear la soberbia del que se cree impoluto.

El campo k en Córdoba ha estallado desde adentro. Lo peor que podemos hacer es negarlo o simplemente buscar chivos expiatorios, sea Francioni, Fresneda, Estévez o cualquier otro dirigente.

Hay que serenarse cumpas, no existe el ADN K.

Existe una mística que debemos cuidar, contagiar y profundizar. Y esa mística, no tiene ni dueños ni inquisidores.

Si andamos buscando el ADN K, estamos perdidos.

 No es la manera de construir poder, no es la manera de cuidar lo logrado.

 Falta poco para Octubre, hay lujos que no nos podemos permitir.