Grupo Sacerdotal Enrique Angelelli
Sacerdotes de Córdoba a favor del impuesto a la riqueza.
Sacerdotes de Córdoba a favor del impuesto a la riqueza.
Impuesto a la riqueza acumulada
“…sus riquezas están podridas, y sus ropas
están comidas por la polilla, su oro y plata están enmohecidos y su moho
testificará contra ustedes y devorará totalmente sus carnes como fuego”
Santiago 5:2-3
Demasiada es la riqueza que se
pudre. Se oxida. Mucha es la riqueza que a algunos les sobra y se tira. Esa
riqueza está manchada de sangre, de sudor y de lágrimas de los que mueren antes
de tiempo, mueren cuando no tienen que morir.
Mucha es la riqueza que algunos
acumulan y ya no les sirve.
La dinámica universal es
expansión generosa y abundante de la vida, todo lo contrario de la
concentración perversa que acumula para unos pocos.
Amontonar es perverso.
Mucha es la riqueza por la que se
asesina, se destruye, se lastima.
La desigualdad económica esta
descontrolada, solo 2.153 multimillonarios poseen más riqueza que 4.600
millones de personas en el mundo. Hace unos días se descubrió que un pequeño
grupo de delincuentes oculta al fisco más de USD 2.600 millones en 950 cuentas
radicadas fuera del país.
El Profeta Jesús es categórico,
no admite matices.
“O Dios, o el dinero”, “A lo ricos les costará
entrar en el Reino de Dios”, “Para quién será lo que has acumulado” o el
castigo eterno para el “rico Epulón” incapaz de ver al andrajoso hambriento a
su lado.
El Profeta Jesús no conocía la
escandalosa desigualdad-injusticia-violencia que en estos tiempos ha producido
el capitalismo financiero global. En su tiempo estos mecanismos de acumulación
no estaban tan sofisticados. Sofisticación siniestra.
Pero lo mismo pudo ver las
riquezas podridas de los que acumulaban.
Algunos “iluminados” o
“cómplices” mediáticos del sistema se quejan porque el Gobierno quiere exigir a
esos “ricos” un poco, tan solo un poco, de todo lo que tienen acumulado.
Cuando en realidad se trata de la
medida económica más humana y por eso cristiana, la medida más justa y por eso
ética que podamos imaginar, sobre todo en estos tiempos.
El Profeta Jesús es certero, sin
medias tintas.
“Tuve hambre, tuve sed, estaba
desnudo, estaba enfermo… y me diste de comer, de beber, me vestiste, me
cuidaste”.
Lo demás, cuando quieran, lo
discutimos.
Abril 2020 Cuarentena.
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