martes, 15 de diciembre de 2020

A favor de la vida, de verdad. Sobre el aborto

 

 

 


A favor de la vida, de verdad.

Sobre el aborto


 



Inutilidad del Código Penal.

El aborto ha existido en todos los tiempos y todas las culturas. Es una práctica milenaria.

Ninguna mujer recurre a esta práctica como si se tratara de un juego macabro o por el gusto de hacerlo.

No creemos que nadie este "a favor" del aborto.

Nuestro Código Penal que considera a la mujer como “delincuente-asesina”, salvo en situaciones de excepción donde se permite abortar, no ha solucionado ninguno de estos problemas:

No se tiene en cuenta el derecho que tiene la mujer a decidir sobre su propia historia, su cuerpo. Una maternidad impuesta.

 

Es injusto penalizar a la mujer y no al varón responsable también de haber engendrado. Una diferencia escandalosa.

 

Se avala un negocio de clínicas privadas que ganan cifras millonarias con abortos clandestinos pero seguros médicamente, solo las mujeres con posibilidades económicas tienen ese privilegio. Una lacerante desigualdad

 

Exponer a la muerte o a graves consecuencias en la salud física y psíquica, sobre todo a las mujeres jóvenes y pobres que abortan sin medidas higiénicas y sin los cuidados necesarios mínimos. Daños irreparables.

 

Los abortos no han disminuido…



Esta Ley del Código Penal es una ley inútil para "cuidar la vida", tanto la del embrión como la de las madres con las graves consecuencias que ya mencionamos.

 

¿Se la debe corregir? ¿Se debe sacar el tema del Código Penal? ¿Qué es lo mejor para la sociedad toda?

 

Es cierto que una nueva legislación no garantiza resultados si no está acompañada de consenso social, educación, prevención, cambio cultural. Pero ayuda a comenzar estos caminos.

 

Hipocresía farisaica


Algunas posiciones religiosas, están insistiendo cada vez más en datos científicos o supuestamente científico, (sobre todo la católica y evangélica en nuestro país) para sostener que “desde la concepción hay una vida humana con derechos plenos”.

 

Esto es absolutamente discutible, relativo, impreciso. Hay otras opiniones.

 

De todas formas, se aferran a un “principio teórico” incomprobable” (existe desde el instante de la concepción un ser humano de pleno derecho) para no mirar ni abordar una “realidad concreta”, lacerante e ineludible: la muerte de mujeres jóvenes pobres por abortos clandestinos.

 
Las teorías son discutibles, incluso las científicas, aquí no hay “dogmática”, pero

las realidades se deben asumir.

 
Es una actitud típicamente “farisaica” aferrarse a “doctrinas y tradiciones” para no hacernos cargo del desafío de aquel que tengo a mi lado, de mi “próximo”, sobre todo cuando está en una situación de vulnerabilidad.

 

Jesús siempre optó por las víctimas concretas de su tiempo, muchas de ellas víctimas de aquellos teóricos dogmáticos aun desafiando sus “sagradas leyes”.


La Ley Penal existe, los abortos existen, las mujeres quedan a la intemperie... ¿qué hacemos?

 

Mientras tanto, las gravísimas consecuencias de los abortos clandestinos sin condiciones de salubridad se multiplican. Se trata de un gravísimo problema de salud pública. 

 

Para la conciencia ética cristiana, estas muertes de las mujeres, sobre todo jóvenes y pobres, son un desafío ineludible: son víctimas inocentes de un sistema que no las contempla.


Por eso creemos que claramente hay que apoyar la legalización y permitir que la mujer pueda decidir si continuar su embarazo o interrumpirlo, ofreciéndole toda la información y contención que sea necesaria, para que pueda resolver en un sentido o en otro.


 Nicolás Alessio, teólogo

 

 

Diciembre

2020


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